Presentación del tema
El juego como recurso en clase permite un mejor
aprendizaje en los alumnos puesto que las actividades lúdicas son de su interés,
utiliza herramientas de apoyo, la asimilación o la evaluación de conocimientos.
Se trata de una metodología innovadora que ofrece tanto a los alumnos como a
los profesores una experiencia educativa diferente y práctica que se
puede aplicar a una materia o tema o integrar varias asignaturas.
OCHO VENTAJAS DEL JUEGO EN EL AULA
1. Motiva al
alumno. Una de las principales ventajas es su capacidad para captar la
atención de los alumnos, ya que les proporciona un entorno que les gusta, les
divierte y les resulta muy motivador. El juego dinamiza la clase, despierta el
interés previamente y lo mantiene durante todo el desarrollo, no solo por la
victoria final sino también por la propia práctica lúdica.
2. Ayuda a
razonar y ser autónomo. El juego plantea al alumno situaciones en las
que debe reflexionar y tomar las decisiones adecuadas, solventar fallos y
reponerse de las derrotas. Con este método de aprendizaje no solo estará
asimilando conceptos de la asignatura o del tema en el que se centre el juego,
sino que además estará desarrollando capacidades cognitivas a través del
pensamiento crítico, el análisis de la realidad y la resolución de problemas.
3. Permite el
aprendizaje activo. Da la posibilidad de ejercitar los conocimientos
de manera práctica. Al aprender haciendo el alumno experimenta, practica la
prueba-error, establece relaciones entre conocimientos previos y nuevos y toma
decisiones para mejorar.
4. Da al
alumno el control de su aprendizaje. Mediante el juego el niño o
adolescente logra un feedback instantáneo respecto a sus
conocimientos sobre un tema o asignatura. Esto le permite ser consciente de su
grado de adquisición de lo aprendido y le ayuda a descubrir en qué debe incidir
y centrarse en ello.
5. Proporciona
información útil al profesor. Además del resultado y la superación o
no del juego, también las elecciones que hace el alumno, los problemas
concretos que le surgen, los puntos en los que se falla o en los que destaca
aportan muchos datos al docente para detectar fortalezas y debilidades respecto
a la asignatura o comprobar el nivel de comprensión de los conocimientos.
Además, permite un acercamiento mucho más profundo al alumno, en cuanto a su
capacidad de razonar, resolver problemas, tomar decisiones o superar fallos.
6. Potencia
la creatividad y la imaginación. El juego implica también libertad de
improvisación y capacidad de imaginar soluciones a cada reto, lo que contribuye
a abrir la mente del alumno y su percepción del mundo. Este beneficio se
multiplica si son los propios estudiantes quienes diseñan el juego o lo
modifican y mejoran con una base ya suministrada por el docente, una práctica
muy recomendable para dar un paso más allá.
7. Fomenta
las habilidades sociales. El aprendizaje basado en juegos resulta
perfecto para realizarse de forma colaborativa. Con esta práctica el niño
interactúa y trabaja la educación emocional, la comunicación, el diálogo y la
capacidad de liderazgo, la colaboración por un objetivo común, el autocontrol o
la deportividad. Esto se traduce en un mejor clima en el aula, la cohesión
entre sus miembros y la adquisición de valores.
8. Contribuye
a la alfabetización digital. Si optas por usar juegos online,
videojuegos o aplicaciones lúdicas no solo estarás aprovechando las ventajas
del juego sino que, además, estarás sumando los beneficios de la aplicación de
las TIC en el aula. Los alumnos afianzarán conocimientos sobre el tema central
del juego y al mismo tiempo mejorarán su manejo de las nuevas tecnologías y
practicarán el uso de herramientas informáticas y dispositivos digitales en un
entorno seguro y pensado para el aprendizaje.
El juego supone una de las actividades más
relevantes en el proceso de evolutivo de una persona ya que contribuye al
desarrollo de las siguientes dimensiones:
Biológica: promueve la estimulación de las fibras
nerviosas de nuestro cerebro.
Psicomotora: tanto a nivel físico como de nuestros
sentidos, el juego potencia el desarrollo del control muscular, la fuerza, el
equilibrio, la percepción, etc.
Intelectual: favorece tanto la estimulación del
pensamiento como la capacidad para responder a los distintos estímulos y nuevas
experiencias que se generan en las dinámicas de juego.
Social: entrando en contacto con los iguales y
aprendiendo normas de comportamiento con el entorno.
Afectivo-emocional: por un lado genera placer,
alegría, creatividad, etc... y, por otro, sirve para liberar y descargar
tensiones.
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